Señor, es el tiempo de la acción. Nosotros somos el tiempo de la acción, tiempo de sacar provecho de los dones de Dios, no para nosotros mismos , sino para él, para la Iglesia, para los otros, tiempo para tratar de hacer crecer el bien en el mundo, Y, sobretodo hoy, en este tiempo de crisis , es importante no encerrarse en si mismos”.
Hay que tocar la carne de Cristo, tocar el dolor. La pobreza para nosotros no es una categoría sociológica. Es una categoría teológica. La primera, diría, porque Jesús se hizo pobre para caminar entre nosotros. Una Iglesia pobre para los pobres empieza cuando vamos hacia la carne de Cristo. El espíritu mundano, la mundanidad no es buena. Nos lleva a la suficiencia, a vivir el espíritu del mundo y no el de Jesús.